Tronquitos de brócoli

Es cierto que a veces tu fuerza es pura supervivencia, llena de bronca y nubes negras que igual hay que atravesar. Porque el hambre es real. Pero eso también se ve acompañado de otra fuerza, la creativa, que quiere disfrutar la totalidad del mundo y quiere que los demás también. Esa fuerza que te hace buscar la foto, ver como pega la luz, o como un pedacito de un tema se parece mucho a otro. Esa fuerza también te empuja todos los días, y es un pozo sin fondo de donde sacar agua para seguir. Esa fuerza es lo que te hace único, lo que me enamora. Porque el mundo es hostil, pero igual se pueden plantar paltas, regar jazmines, y armar unas tostadas con tomate, con un mate para acompañar. El mundo el hostil, pero igual se puede soñar: abrir, al menos un ratito, la ventana hacia otro paisaje, y tomar mate ahí. No tengo dudas de que vas a llegar a otros paisajes. Y lo único que espero, es que te veas en ese lugar, tomando ese mate, y sepas que tu propia fuerza para crear vida te trajo hasta allí. El resto somos solo testigos de tu alquimia.

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